Concurso Concéntrico LAN - 03336
La propuesta parte del triángulo como la geometría más sencilla posible. A ésta, se le recorta la punta superior, creando una entrada de luz rasgada lineal semejante a las líneas de viñas presentes en el lugar. Se convierte en un balcón unidireccional sobre el que divisar el paisaje.
Es su carácter singular y su geometría rotunda lo que le hace especial, a modo de Casa A prefabricada de los años 60-70 en EEUU que prioriza una única visión. Se integra en el entorno generando nuevas vistas del espacio y actividad a la plaza, que se transforma según sea de día o de noche. Aporta un marco de madera para la contemplación y el recorrido de los asistentes como Dalí y la joven que mira por la ventana en su cuadro "Muchacha en la ventana" en 1925.
La propuesta pretende habitar ese espacio vacío para mimetizarse en el lugar, con los colores existentes de la tierra y las vides y los muros de los tableros contrachapados con acabado al natural, marrones con marrones, tierra con tierra.
La permeabilidad física y visual de la propuesta permite la relación entre espacios, ayudando a integrar este con su entorno, con los muros inclinados que invitan a los sujetos externos a entrar dentro de la intervención, y a tener la capacidad de estimular la curiosidad de los transeúntes, en un constante juego de apostar por las vistas más bellas.
Sus muros de madera se soportan a sí mismos, y se puede entrar salir para vislumbrar la tarde al sol, para el gozo de la sombra pasando por los muros y resbalando su espacio. Sin embargo, es un pabellón que tiene un fin continuo: un espacio acotado, casi doméstico, entre viñas que nacen fuertes y esplendorosas, con un juego de sombras y luces entre ellas, como en el pabellón. El juego se repite, de lo misterioso de la naturaleza a la rectitud de la instalación.
¿Y si lo convirtiéramos en un espacio único para contemplar?
La propuesta parte del triángulo como la geometría más sencilla posible. A ésta, se le recorta la punta superior, creando una entrada de luz rasgada lineal semejante a las líneas de viñas presentes en el lugar. Se convierte en un balcón unidireccional sobre el que divisar el paisaje.
Es su carácter singular y su geometría rotunda lo que le hace especial, a modo de Casa A prefabricada de los años 60-70 en EEUU que prioriza una única visión. Se integra en el entorno generando nuevas vistas del espacio y actividad a la plaza, que se transforma según sea de día o de noche. Aporta un marco de madera para la contemplación y el recorrido de los asistentes como Dalí y la joven que mira por la ventana en su cuadro "Muchacha en la ventana" en 1925.
La propuesta pretende habitar ese espacio vacío para mimetizarse en el lugar, con los colores existentes de la tierra y las vides y los muros de los tableros contrachapados con acabado al natural, marrones con marrones, tierra con tierra.
La permeabilidad física y visual de la propuesta permite la relación entre espacios, ayudando a integrar este con su entorno, con los muros inclinados que invitan a los sujetos externos a entrar dentro de la intervención, y a tener la capacidad de estimular la curiosidad de los transeúntes, en un constante juego de apostar por las vistas más bellas.
Sus muros de madera se soportan a sí mismos, y se puede entrar salir para vislumbrar la tarde al sol, para el gozo de la sombra pasando por los muros y resbalando su espacio. Sin embargo, es un pabellón que tiene un fin continuo: un espacio acotado, casi doméstico, entre viñas que nacen fuertes y esplendorosas, con un juego de sombras y luces entre ellas, como en el pabellón. El juego se repite, de lo misterioso de la naturaleza a la rectitud de la instalación.
¿Y si lo convirtiéramos en un espacio único para contemplar?
Año: 2017
Situación: Logroño, La Rioja
Tipo: Concurso de ideas
Cliente: concurso Concéntrico
Superficie: 45 m2
Equipo: Jae Young Lim Hwang, Marta Ávila y Enrique Iriso